diciembre 04, 2009

Versión 1.0

(Por un momento me detuve a pensar y a tratar de entender como se operan los números)

Se que has aprendido a sonreírle a la muerte y que hasta has sido más cruel que ella. Aún recuerdo muy bien ese día. Estaba rojo, enajenado, sediento, ensangrentado y perforado por las agujas plateadas cuando me dije "He quemado hasta el mismo fuego y asesinado hasta la misma muerte". Ese día supe que había llegado al punto máximo y creí que nunca llegarías a nacer. Pero me equivoqué.

Años después naciste. Y no de mí, si no de todo lo contrario y precisamente de lo que después me asesinaría.
Mi muerte no fue rápida y fue la más cruel que se puede aplicar a un asesino: La muerte lenta. Así fue que, como yo, al borde de la muerte y en el ocaso de mi vida intempestiva, y tú, en el duro inicio de una vida apasionada, nos vimos las caras reflejadas por primera vez.

Sé que fue duro, lo sé, que tu madre muriera en tu alumbramiento. Sé que es una carga muy fuerte de llevar y de sobrepasar, con solo pensar que te dieron la vida y que el precio fue otra vida: La de la persona amada.
Empezaste a vivir –de nuevo, muy joven- e inmediatamente tu sangre perdía su color y se derramaba. Se dice que su primer amante no fue otro hombre, si no el mismo frío. El frío de sus puños en contacto con tus mandíbulas.
Sé también que hasta me culpas en gran parte de la muerte de esa persona, pero déjame decirte que yo, en ese entonces, no era solo yo, eras tú también; tus manos eran mis manos y mis víctimas las tuyas. Nuestra visión era amplía y lo veíamos todo.

- ¡¿Pero por qué no vimos esa mano sincera y altruista que nos daba ayuda?!
- Tarde.

La Madre murió con una promesa a priori de su muerte de revivir algún día. Desde ahí te quedaste sin hogar, sin un techo, sin palabras que poder dar y demás.
Pasó el tiempo y empezaste a caminar en cuatro patas para no sentir demasiado el peso de tu carga. No es saludable vivir de bajo de los puentes pero aunque sea no te mojas cuando llueve…pero sientes lo gélido de tu interminable estación.
Se te escucha aullar por el frío que ahora no te golpea, más te clava lentamente. Ahora sabes como es sentir algo no agradable que duerme contigo día y noche junto al frío. Tu cola acolchada (tu pasado y tus recuerdos) te ayuda a abrigarte.

Nadie sabe lo que hay allí detrás, porque simplemente callas para no escuchar lo que sientes. Nadie merece saber, por lo menos son pocos los admisibles. Además, ¿Buen motivo alguno para confesarlo y decirlo? No lo hay. (¿O si?)

Se que buscas un hogar, un techo, palabras que dar y demás. Sé que ha pasado el tiempo y quieres volver a caminar en dos patas en señal de haber desestimado tu carga. Pero también sé que desestimas los alquileres...y estimas la transparencia y la comprensión.

¿Alguien quiere adoptar a este cachorro?



- Yo también aprendí muchas cosas y sigo aprendiendo otras. Y claro que me arrepiento...¡Por qué pude haberlo hecho mejor! (Risas)
- Si, se nota...
- ¿Deseas que me encargue de todo?
- No.
- Cuando tú desees, llámame.





En verdad nunca pensé ser aniquilado por la víctima. Ahora solo tenemos la visión del vacío.


"¿Puedes ver el vacío?"




10/02/09 01:00

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